Igual que para las razas de pastor, también para las razas de rastro, la antigua Yugoslavia es patria de perros de este tipo que a menudo toman el nombre de la región en la cual se han fijado y donde se desarrollaron y encontraron utilización. Es el caso del sabueso de Bosnia cuyos orígenes son bastante controvertidos y aún hoy objeto de análisis y estudio. Se sabe que la raza fue seleccionada y fijada durante el siglo pasado para mejorar la calidad del olfato y de la voz de otras razas autóctonas que entonces existían. Se obtuvo de esta manera un perro extremadamente duro, dotado de gran resistencia, con buen sentido venatorio, valiente y en cierto modo un poco obstinado, que se utiliza normalmente solo o en pequeños grupos en los terrenos más inaccesibles, difíciles y sucios, para la caza de animales pequeños como la liebre y la zorra. Fuera de su origen es prácticamente desconocido, hasta el punto que resulta raro encontrarlo en las exposiciones caninas europeas más importantes.